18 de junio de 2013

En esta tierra de pocos

Existe un sentimiento por las personas que nos rodean. Un sentimiento que se hace más fuerte según las vas conociendo. Aprendes a quererlas más que a ti mismo, pero otras veces esas personas te crean conflictos internos. No sabes si los quieres más a ellos o a ti. O incluso con algunas, dudas que valga la pena sentir algo. Pero una cosa es segura, cuando piensas en una de esas personas y te imaginas que desaparece de tu vida, de la vida en si, que abandona este mundo, cuando empiezas a imaginar como serian las cosas, imaginas esos sentimientos que arraigarían en ti si supieras que nunca más volverías a ver a esa persona, entonces sabes que es lo que significa esa persona para ti. Cuando te imaginas el mundo de esa manera, pero no eres capaz de llevar tu fantasía mas allá de unos pocos echos, entonces es cuando sabes que no eres capaz de imaginarte en un mundo en el que esa persona desaparezca sin mas. Porque no es lo mismo no volver a ver a ese alguien, que saber donde esta. Que saber que esta tan cerca que podrías ser feliz solo con tenerle a esa poca distancia, pero tan infeliz por saber que realmente ya no esta ahí. Porque cuando alguien se marcha, no deja el mundo, ni la vida, ni lo material. Cuando alguien se va, deja a las personas. Deja a todo el que le conoció y les deja un poco más vacío. Y hay personas que se vacían tanto cuando alguien se va que ya no pueden volver a ser ellos mismos, porque han aprendido a ser parte del resto. Y así es como mueres. No porque tu cuerpo no responda, o porque dejes tu casa y tus cosas para siempre. Mueres poco a poco y solo desapareces cuando la ultima persona que tubo el honor de conocerte deja esta tierra baldía. Porque entonces no queda nada de ti. Ni tu voz en un recuerdo, ni el tacto de tu piel, ni el olor de tu fragancia. Porque solo quien te ha conocido y ha estado en tu presencia te recordara. Y te mantendrá vivo.

Siempre vuestra la que escribe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario